domingo, 29 de noviembre de 2009

La elección: el vestido de novia

Domingo lluvioso en la capital. Día precioso y perfecto para escribir una nueva entrada en el blog, a 174 días de la boda. He estado pensando un rato en el tema de este post. Y qué mejor, un día como hoy, que hablar del vestido de novia. Tarea ardua donde las haya. Uno se para a pensar: "¿cómo quiero que sea?" y empieza a buscar referencias y vestidos preciosos, la mayoría demasiado pomposos, demasiado principescos y, sobre todo, demasiado alejados de tí misma. Porque claro, se nos viene a la mente, el sueño de toda niña de casarse... y, entonces, empezamos a pensar en un vestido muy muy especial y, por tanto, muy muy recargado, llamativo... Hasta que de pronto... vas a probarte uno... Después de quitarte la ilusión de verte con uno de esos vestidos tan "especiales". Te paras, piensas y te miras al espejo preguntándote: "¿Quién es esa?, que se parece tanto a mí. Pero, que no soy yo." Esa primera cita o jornada de búsqueda de vestido es crucial, que se lo digan a mi hermana, que se pateo conmigo la ciudad, mirando patidifusa cómo me probaba vestidos dispares, sin ton ni son, que nada tenían que ver conmigo. Eso sí, para las dependientas: con "todos" estaba guapísima. Bueno, la autoestima te la suben, que siempre está bien.

Menudo bajón me dió. Pensé: "No voy a encontrar el vestido de mi vida, mi vestido". Pero no, ese momento fue crucial. De ahí salieron decisiones muy importantes sobre lo que no quería: NO encajes (me hacen mayor y demasiado antigua), NO al modelo sirena (por muy bonito y, pese a tener telas de mucha calidad, este corte, hace que el vestido parezca tipicón y sacado de cualquier tienda), NO al palabra de honor (cosa que ya intuía), y otros muchos NO. Que hicieron que la segunda jornada en búsqueda del vestido fuese mucho más acertada.

Antes, unas cuantas referencias de vestidos que me inspiraron, de una u otra forma a la hora de encontrar el mío:

Precioso este vestido de Jesús del Pozo de la colección 2010. Estuve probándome en su Atelier y el trato fue muy bueno. La calidad de los vestidos es increíble. Y algunos son realmente preciosos. Además el precio es muy muy bueno. Desde 1500€ puedes tener un vestido sencillo, elegante y con un toque de distinción que lo hace especial.




Este me lo probé. Y era bastante bonito. Parecía una ninfa sacada de un bosque encantado.



Estuve varios días obsesionada con esta preciosa falda de tul. Quedaba maravillosa y tenía un movimiento al andar... Pero sólo la falda... Y no me gusta un traje de dos piezas... descartado.




Manuel Mota. Me decepcionó muchísimo. La mayoría de los vestidos están descatalogados. Todos esos vestidos maravillosos, que se salen del modelo típico de Manuel Mota (corte imperio y cinturón de piedras bajo el pecho) no están a la venta, son diseños exclusivos, a los que, por supuesto, no podemos acceder. Me probé un par, que no están en internet, de inspiración griega muy muy bonitos. Pero, demasiado sencillos. No decían mucho.



Vestidos exclusivos como este, no se pueden encontrar:



Rosa Clará. Otra decepción muy muy importante. Las dependientas tienen poco conocimiento de estilo y despachan vestidos como quien despacha verdura. Intentan convencerte de que "ese que no te disgusta" es tu vestido. Encontrar un vestido sencillo, elegante, romántico, con un toque vintage, alejado de todo estilo clásico (tipo Caprile), principesco o pomposo es complicado. Y, sobre todo, si tienes la magnífica idea de ir a Rosa Clará. El único que me resultó interesante por decir algo fue este. El resto no me gustaban por sus diseños "típicos" y sus telas de poca caída y dudosa calidad. Y estaban la mayoría (los bonitos) también descatalogados, menudo chasco.



Ahora vestidos, que no me he probado, pero que me han inspirado o que me encantan, por uno u otro motivo:

El de Inés Sastre me parece precioso. Aunque hubiese elegido otro ramo de flores, seguro! Y otro peinado.



Este vestido me gustaba por las mangas de estilo medieval. Aunque pienso que debería ceñirse un poco más en la cadera.



Este de inspiración griega, muy bonito de Vitorio y Lucchino.


Qué elegante es este vestido de Valentino.


Con toque años veinte. Jesús del Pozo tiene un modelo muy parecido. Pero, demasiado sencillo. No favorecía la silueta.

Este de Hannibal Laguna me parecía muy divertido. Pero más como diseño para una fiesta. Demasiado "raro" y atrevido. Pero, divertido. Nunca tanto como un vestido azul. Mi amiga Ana tenía en la cabeza la idea de que yo no quiero un vestido clásico, con mucha cola o con peineta y mantilla. Ella se fue al extremo en uno de sus sueños y me vió en su subconsciente vestida de novia DE AZUL. La verdad es que es mi color preferido. Pero, no me refería a eso Anita. Menos mal que fue un sueño o, más bien una pesadilla :-).





Este de Hannibal Laguna me pareció precioso en foto. Pero el modelo que tienen en tienda es distinto y probándomelo no me gustó tanto.


Otro con mangas medievales. Muy bonito, pero marca demasiado la silueta.


La boda de esta chica ha salido en todas las revistas y blogs. Su ramo de margaritas ha sido muy muy copiado. Y su vestido, demasiado suelto de todos sitios, era de Miguel Palacio. Me gustan los broches de plata que suele utilizar. Pero el precio mínimo de sus vestidos son 6.000€.


Así, que imaginaros el de Laura Ponte, que también era de Miguel Palacio.




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En la segunda jornada ya teníamos claros ciertos aspectos. Y mi hermana y yo contamos con la inestimable visita de mi madre. Dos días completos con citas en diferentes tiendas y estudios.

Pero, vamos a hablar de lo más importante. Mi diseñador favorito es Miguel Palacio. Pero, ya hemos hablado de lo prohibitivo de su precio. No es plan de ahurrinarnos con este tema. Jorge Vázquez, tiene un estilo parecido y ha hecho vestidos de novia preciosos como este que me envío Mery, de la boda de su jefe.



Así que decidí ir a visitarlo. En una primera cita le cuentas todo lo referente a la boda, dónde lo celebras, si es civil o por la Iglesia, qué estilo te gusta, tus medidas, tus preferencias y muchas más cosas. Yo la verdad que le di muchas pistas, quizás demasiadas. Entonces con esa información él realiza varios bocetos.

Antes de ir a Jorge Vázquez había estado en Hannibal Laguna. La verdad que no iba muy convencida. Quizás porque creía que eran más caros, no sé. Pero si que iba en esta segunda jornada mucho más positiva. Tenía la idea clara de que iba a los sitios que más me podían gustar, teniendo en cuenta estilo y precio. Y había desdramatizado el tema de "El gran vestido". Quería un vestido que me gustase, que me sintiese cómoda y nada disfrazada. Y había borrado de mi disco duro opiniones de todo tipo que me podían confundir en tan importante momento.

El trato en Hannibal Laguna es el mejor. La chica que me atendió tiene mucha idea, te aconseja y rápidamente entiende cuál es tu estilo y lo que quieres. Y me probé el vestido, si!!! YEAHHHH!!! La verdad que me encantó. Las telas son maravillosas, la caida... y mi hermana y mi madre lo vieron y también lo tuvieron claro. Ese fue el momento. No había dudas. Así que la segunda jornada fue la última :-). Y ya está encargado. ¡Te lo hacen a medida! Y yo deseando volver a verlo y a probármelo.

Jorge Vázquez me presentó, curisamente un boceto calcado del de Hannibal Laguna. No me sorprendió nada. Bueno sí, me dejó boquiabierta con el precio. Que de 4.000€, que me dijo en un principio, pasó a 6.000€. Así que para él esos bocetos tan poco o nada especiales.

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